Tras pasar bastante tiempo sin arreglarla, hoy he llevado el colgante a arreglar y el joyero me ha contado una historia que lamentablemente se repite día tras día en España.
Como le he comentado que tenía que llevarle unos relojes para cambiarle la pila, me ha indicado que cerraba. Que tenía depresión, que tras 30 años en el negocio le tocaba cerrar porque aunque trabaja más de 15 horas al día no logra obtener suficientes beneficios como para mantener el negocio. Que esto le está afectando a nivel personal y profesional, que se lleva la presión a casa y que no quería que encima toda esta circunstancia lo pagara más de lo que lo estaba pagando ya su familia….
Podría dar todos los detalles que me contó, el tratamiento que recibía, enfermedades familiares, …
Sólo quería compartir, que el hecho de haber ido a arreglar un colgante (que por otro lado era importante para mí), fue la oportunidad de escuchar a alguien que lo necesitaba.
Todos necesitamos que nos escuchen de vez en cuando,… aunque no tengamos historias bonitas que contar… y sobre todo cuando no las tenemos para contar.