Hace años paseaba con mi perrita Luna por esta misma calle. Me gustaría que pudiera ver esta bici dorada a la luz del día. Pero ya es tarde. Luna también era de oro, y me alumbraba en la oscuridad. Gracias Lunita.
Esta entrada fue publicada el 5 abril 2011 en 22:31 y publicado el Uncategorized. Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través de este feed RSS 2.0 .
Deja una respuesta